En las nubes/Carlos Ravelo Galindo

La sombra del Caudillo

En Cronolíneas de México el escritor, periodista e historiador don Héctor Murillo Cruz rememora al autor de, entre otras muchas, La Sombra del Caudillo, Martín Luis Guzmán.

Don Héctor que fue alto funcionario del Fondo de Cultura Económico platica con su habitual sencillez:

Ya he comentado que, a pesar de la diferencia de edades, el vínculo con el gran escritor mexicano Martín Luis Guzmán, y mi amistad desde la época cuando dirigió la revista Tiempo, empezó por su interés en una plana mía publicada en el periódico de la UNAM, El Clarín, sobre ideología estudiantil.

Según la solapa del libro Obras Completas I, de la autoría de Martín Luis Guzmán, publicado por el FCE, la gama literaria de Martín Luis Guzmán comprende crónica, novela, cuento, memorias apócrifas y reales, biografía e incluso guion cinematográfico.

Es en “Orillas del Hudson”, donde hace varias afirmaciones, entre ellas: “La única habilidad, o habilidad suprema, de casi todos los gobernantes que México ha tenido desde la guerra de Independencia ha sido la habilidad de mandar.

Y como la política es una profesión (o una pasión) que, lo mismo que otras profesiones, ha de practicarse diariamente durante toda la vida, resulta muy naturalmente que los hombres de mando que en México profesan la política pretendan llegar sin tardanza al gobierno y

mantenerse en su puesto perpetuamente,”

Tardé años en presenciar, ya filmada la excelente película “La sombra del caudillo”, – vetada al parecer por el Ejército-, que figura en este tomo I.

También leí el relato sobre “Las Islas Marías”, que quizá hubiera podido concursar con Los Muros de Agua, de José Revueltas, si se tratara de fijarle un nuevo nombre al famoso archipiélago del Océano Pacífico, ahora asignado a la protección del medio ambiente o algo parecido.

Por cierto, está dentro de las atribuciones de Taibo Junior -desgraciadamente nuevo titular del FCE-, retirarse del estímulo monetario otorgado por la FIL de Guadalajara, del premio internacional en Lenguas Romances, que suma 150 mil dólares y juzga excesivo el patrocinio colectivo que tres organismos oficiales hicieron de casi 7 millones de pesos en la FIL.

El  cambio interno para autorización de donaciones de libros, siempre es deseado.

Respecto a la destitución de nueve directores de las filiales internacionales. “porque perdían hasta un millón 300 mil dólares al año”, si persiste la costumbre de nombrar a intelectuales locales ameritados, el cese es una ofensa a latinoamericanos acreditados, algunos con obra publicada.

(Sobre la pérdida debe compararse el subsidio presupuestal en México, con los fondos asignados -para imprimir- a las subsidiarias).

De vuelta a Martín Luis Guzmán, en este Tomo I figura también El Águila y la Serpiente, donde habla –por ejemplo-, de la casa de don Isidro Fabela.

En aquel entonces Guzmán luchaba contra el traidor Victoriano Huerta, asociado con revolucionarios, metidos en honduras con una espía norteamericana, de filiación huertista.

El texto es magistral y a ratos regocijante.

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