El concierto del músico/Rodrigo Aridjis
Cómo se dice adiós
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Oportunos poemas, al que nuestro bardo Octavio García, escribió, éste en 1990.
Y lo llamó
Doloroso adiós
“Cuántas veces he
Sentido la gana
De decirte adiós
Cuántas de ya
No buscarte y
Cuántas de
Para siempre
Olvidarte
Cierro mis ojos
Y llega hasta mí
El aroma de
Tu cuerpo
Cubro mi boca
Y un grito
Reprimido
Quiere explotar
Para decirte
Te amo
Siento aún tu piel
Como se adhiere
A la mía
Es un aroma
Triste el perfume de
Tus poros
Y así, cada mañana,
Al abrir mis ojos
Al Sol
Le pregunto:
Cómo se dice adiós
A quien se ama”.
Y éste otro, Soplo de Luz, también del poeta Octavio García, premio nacional a la elocuencia:
También muy oportuno, lo escribió en 1975:
“Vivir, es sentir que la noche
Llega como soplo de luz,
De esperanza y de amor;
Que cae como hoja fluorescente
Sobre el bosque, el pinar.
Vivir, es ver correr las aguas
Del serpenteante arroyo;
Caer la lluvia, cristalina;
Gotas diamantinas
Que se estrellan en la tierra.
Vivir, es ver mecerse a los árboles,
Grandes, como centinelas gigantes
Que desafían a la tormenta,
Al viento y al sol,
Incólumes ante la afrenta.
Vivir, es oír el canto del viento,
Ulular en melodía
Que distante llega al oído:
Fiero, manso o tierno.
Admirar las nubes,
Algodones sugestivos
Que corren por los cielos:
Telas desgarradas,
Recuerdos diluidos.
Observar la tormenta
Fascinarse con el rayo;
Oír el trueno;
Descarga de furia
Sobre la verde campiña”.
Esta facundia, breve, es el comienzo.