Visión financiera/Georgina Howard
Los recuerdos de juventud
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Bien hace nuestro colega Héctor Murillo Cruz en recordar tiempos idos. Pero siempre gratos al evocarlos. Y más cuando se conjuga pasado con presente.
Habla de Olga Sánchez Cordero gran dama, –con quien trabajamos en la Suprema Corte. Ella ministra y nosotros en prensa–. Y de otro genio llamado Porfirio Muñoz Ledo.
Ambos en altos cargos. En estos momentos. De gran trascendencia.
Doña Olga, secretaria de Gobernación, del Poder Ejecutivo. Porfirio, presidente de la Cámara de diputados, del Poder Legislativo.
Dígame usted si la charla escrita de don Héctor Murillo, tiene algún desperdicio.
Nos invita a recordar tiempos idos. De juventud:
“Ya he comentado que el conocimiento tenido por la hoy Secretaria de Gobernación Olga Sánchez-Cordero, en la Facultad de Derecho-UNAM-, es de la más remota antigüedad, pues podría fijarse en mis tiempos juveniles, cuando mi querido maestro de Derecho Civil, Jorge Sánchez Cordero, actuando como el Notario que era en la vida real, arbitraba voluntariamente cada vez que se celebraban elecciones.
Así lo vi actuar en los comicios de 1953 que llevaron al triunfo a Víctor Gómez Salas como presidente de la Sociedad de Alumnos, contra la planilla apoyada por el presidente saliente, Juan José Castillo Mota que respaldaba a los que entonces llamábamos inadecuadamente “pistoleros”.
De jovencita Olga era llevada literalmente de la mano de su papá, quien así pudo influir de manera temprana en la vocación política de su hija Olga.
Al año siguiente tuvieron lugar las elecciones que darían el triunfo a Porfirio Muñoz Ledo como presidente.
El vicepresidente fue Miguel de la Madrid y a mí en tanto secretario de Información de la Mesa Directiva.
En la actualidad, Porfirio Muñoz Ledo como presidente de la Cámara de Diputados, no es que se haya olvidado de la jovencita Olga, acompañante de su padre.
Más bien ocurre que hay cierta confianza enmarcada en el antiguo conocimiento mutuo.
Muñoz Ledo criticó el acuerdo migratorio entre los EU, al estimar que no se pueden comparar o cambiar aranceles comerciales como contraprestación para frenar el acceso latinoamericano a migrar.
Por su parte Olga Sánchez-Cordero pidió al Poder Legislativo producir un documento que genere consensos:
“A través del diálogo, sin prisas, pero sin pausa será posible crear consensos que doten de una eventual futura reforma de la legitimidad que sustente su puesta en acción y su permanencia en el tiempo.”
Y algo más de tres funcionarios. Nada lerdos, añadimos.
En el mismo acto el diputado de Morena, Mario delgado se pronunció por reducir los excesivos costos de operación electoral.
A su vez, el presidente del Senado, Martí Batres, propuso la desaparición de los órganos electorales intermedios, para que así el Instituto Nacional Electoral organice los comicios con menos costo.
En la misma reunión, el presidente del INE, Lorenzo Córdoba, propuso la adopción de la urna electrónica y ahorrarse la búsqueda de 12 millones de funcionarios de casilla y habría además economías al eliminar los conteos rápidos y los programas de resultados electorales preliminares, además de evitarse la impresión de boletas electorales.
El presidente del INE no se pronunció sobre la reducción de los presupuestos que reciben los partidos políticos nacionales”.
Esta crónica del licenciado Murillo nos recuerda que México es un país maravilloso.
Pese a los miles de mexicanos que quieren acabar con él y no pueden. Ni podrán.