Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Qué nos pasa, preguntaría hoy
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Como siempre atinada, la escritora y poeta doña Rusia Mc Gregor González, insiste:
“Sean cual sean las circunstancias, es una realidad lo de que nada ha cambiado.
Los sucesos se repiten, uno tras otros y solo cambian lugares, fechas y nombres.
Es una constante en nuestro hoy tan convulsionado mundo.
Excelentes tus Nubes Carlos querido. Como siempre muy aleccionadoras. R”.
Nos estimula.
Ayer también en el llamado Día de la Libertad de Prensa, nada ha cambiado.
Díganos si no tenemos razón con algunos ejemplos.
Seguimos igual.
Muchos escriben lo que quieren. Pero no entienden lo que dicen
Se quejan, muchos, de “los cambios”, pero no saben cuáles
Otros que ya no hay pan –ni partido ni biscochos–. Ni tampoco hueso.
Tienen buen humor, desconsolados y no saben, o no la entienden, la frase del entonces presidente López Portillo:
“No te pago para que me pegues”
Viva la libertad de prensa, buena, mala o regular.
De todo hay en la Viña del Señor.
Por supuesto que el buen humor es característica, sine quanon del mexicano y por ello reproduzco lo que me envío mi colega don Jorge Herrera Valenzuela, de nuestra amiga y también periodista, y buena, Irma Fuentes:
“Sigan en la calle, total ya hay una crema para quitar el Covid:
La Crema…ción.
Carlos Ferreyra Carrasco, también estimado amigo y colega, no se quedó en silencio.
“Los machos no rogamos como mariquita.
Si mi vieja me dice “No Sales, Pos no salgo y ya”.
Hubo o hay, aún, espléndidos comediantes, quienes han transitado por radio, cine y televisión.
Como en la actualidad en la política y el circo –sinónimo–.
Hablemos mejor de Manuel—el loco– Valdez, Héctor Lechuga. Los Polivoces. Chucho Salinas. Alejandro Suárez, Mauricio Garcés.
Y la amada chaparrita doña Carmen Salinas con su grito “Vivan Las Chivas”, frente a los dueños del “América”. Entre otros.
Pero hoy nos centramos en uno que, luego de 15 operaciones, acaba de morir. Ya descansó.
Falleció, a los 81 años de edad, deseoso aún de emprender nuevos proyectos, sobre todo a través de las redes sociales
Don Héctor Suárez. Contrajo matrimonio con Pepita Gomíz.
Quién no se acuerda de A la luz del desahogo que hoy se vive, marcadamente en Internet, las piezas de crítica social y política que en su papel de comediante realizó en décadas pasadas el actor Héctor Suárez en la televisión comercial.
Podrían parecer poco atrevidas o fácilmente asimilables por los poderosos entes mediáticos de la época, Televisa y Televisión Azteca.
Sin embargo, como sucedía con otras expresiones culturales, artísticas, periodísticas y de creación intelectual en general, los autores o ejecutantes de ciertas suertes críticas debían buscar y encontrar resquicios y circunstancias que permitieran colocar producciones polémicas en los estantes comunicacionales de los poderes superiores.
Héctor Suárez supo y pudo insertar un sello crítico en sus rutinas humorísticas en los horarios estelares de la televisión comercial y en ello definió su suerte.
Fue vetado de las pantallas televisivas dominantes y entrampado en pleitos legales.
Sufrieron, él y su familia, amenazas verbales y en una ocasión, pistola en mano, personas desconocidas le amagaron y exigieron que dejara de criticar a quien entonces ocupaba Los Pinos, Enrique Peña Nieto.
Sí que viva nuestra libertad de prensa, ya casi extinta.