Escenario político/Daniel Adame Osorio

Los organismos electorales, tanto del orden administrativo como de justicia electoral, son indispensables tanto para los procesos de elección de representantes populares, como de los gobernantes.

Del marco legal que los regula, con sus alcances y límites, así como de la selección de sus integrantes, dependen, fundamentalmente, tanto la confianza y credibilidad en el proceso, lo mismo de los partidos políticos que de los candidatos, como de la sociedad.

No obstante, también de ello depende la legitimidad lo mismo de representantes populares como de gobernantes, y más aún, el grado de gobernabilidad del sistema político, con base en el reconocimiento de que se respetó la voluntad ciudadana en las urnas.

De su adecuado funcionamiento depende fundamentalmente, también, el avance democrático de un país.

Analizar el funcionamiento de los órganos electorales nos permite detectar deficiencias y potenciar aciertos para su eventual aplicación en las naciones que han enfrentado problemas en sus transiciones políticas en busca de democratizarse.

De acuerdo con el diseño de diciembre 31 de 1994, la Suprema Corte de Justicia de la Nación elige a sus miembros hasta con dos ternas que buscan construir el consenso  en el Senado de la República y, de no lograrlo, procede la designación directa del presidente. El problema con la designación de Lenia Batres es que no dispone de la idoneidad para el cargo, al ser una lopezobradorista convencida.

El presidente mantiene su disciplina para alterar y descomponer el diseño de las instituciones, de lo que da testimonio la presión a ministros a que renuncien y, lograr para AMLO su cometido más relevante: lealtad absoluta a su proyecto político y no a la Constitución.

Por su lado, hay que preguntarnos si los conflictos en el INE y el TEPJF suman o restan al proceso electoral; cinco magistrados electorales deponen al presidente de la sala superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, para colocar a la magistrada, Mónica Soto.

Se trata de la institución garante de la certeza en las próximas elecciones y, de generar la declaración de presidente electo y, por tanto su desempeño exige confianza y credibilidad y no polarización.

Requerimos de un INE sólido en torno de la certeza del voto, en una coyuntura que encuentra a esa institución sin Secretario Ejecutivo aún y sin la designación de direcciones ejecutivas importantes que deben atenderse de inmediato, por ejemplo, porque es muy relevante el rol del secretario ejecutivo al dar fe pública de cada uno de los procedimientos del proceso electoral para realizarse con profesionalismo y confianza.

2024 está por iniciar y da la impresión que todo el sexenio de AMLO se ha desarrollado como una extensa campaña electoral y, dada la polarización alentada por el presidente, es indispensable que las autoridades electorales asuman su rol como árbitros y no como competidores de la elección.

Falta aún el desarrollo del story telling de las dos candidaturas a la presidencia y, el ámbito local con la elección de nueve gobernadores y la mayoría de las legislaturas locales, nos dirán si imprimirán dinamismo a la campaña por la silla del águila.

Hay que exigirle a AMLO que respete el artículo 134 constitucional y, por tanto no se involucre en la campaña electoral. Es verdad que la violencia y la delincuencia organizada rompen los equilibrios locales cuando surge un nuevo actor victorioso en el rubro electoral.

Hay que apuntar que las encuestas son ejercicios útiles y están expuestas al proceso electoral en que intervienen muchos factores y mentiras que se propagan en redes sociales, por lo que debemos cuidar lo que difundimos, dando prioridad por ejemplo, a encuestas serias con una metodología clara.

Del Tintero

Nos aguardan elecciones presidenciales en el contexto de una polarización en marcha y, los árbitros deben honrar su responsabilidad que, implica lograr acuerdos en sus órganos colegiados, tal como ocurre alrededor del mundo y, les corresponde garantizar la confianza y la imparcialidad de las elecciones, dado que son autoridades y no competidores en el proceso electoral mexicano en marcha.

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