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CIUDAD DE MÉXICO, 20 de octubre de 2019. — El presidente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) Rogelio Cabrera López hizo un llamado en nombre de todos los obispos para trabajar por la paz, venciendo toda rivalidad en el país y combatir al crimen organizado.
Por medio de un comunicado emitido luego de la violencia que se desató el jueves pasado en Culiacán, Sinaloa, la jerarquía católica exhortó a evitar que intereses particulares se impongan a la prioridad, garantizar la seguridad de los ciudadanos.
“A todos los creyentes y personas de buena voluntad los invitamos a unirnos para trabajar por la paz, venciendo toda rivalidad, confrontación e intereses particulares”, refiere el escrito firmado por Cabrera López, también arzobispo de Monterrey.
Ante los recientes episodios violentos en Culiacán y otras comunidades como Aguililla en Michoacán, y Tepochica, Guerrero, “ofrecemos nuestra oración y expresamos nuestra solidaridad a las personas que resultaron heridas y a las familias de las víctimas».
Además, los religiosos extienden el llamado a los criminales que “provocan violencia, muerte y sufrimiento a recapacitar, arrepentirse y convertirse”.
En particular, a las autoridades les piden con urgencia “realizar un sobre esfuerzo que reduzca los desbordados índices de violencia que sufre gran parte de nuestro pueblo a lo largo del territorio nacional”.
El texto también está firmado por Alfonso G. Miranda Guardiola, obispo Auxiliar de Monterrey y secretario General de la CEM.
Aquí el comunicado íntegro:
Ante los recientes episodios violentos en Culiacán y otras comunidades de nuestro país, como Michoacán y Guerrero, ofrecemos nuestra oración y expresamos nuestra solidaridad a las personas que resultaron heridas y a las familias de las víctimas.
Estos acontecimientos nos provocan naturalmente temor, enojo y desesperanza. Pero queremos pasar de estos sentimientos espontáneos a la reflexión y a la respuesta colaborativa en la construcción de la paz.
Exhortamos a quienes provocan violencia, muerte y sufrimiento a recapacitar, arrepentirse y convertirse.
A las autoridades las urgimos a realizar un sobre esfuerzo que reduzca los desbordados índices de violencia que sufre gran parte de nuestro pueblo a lo largo del territorio nacional.
A todos los creyentes y personas de buena voluntad los invitamos a unirnos para trabajar por la paz, venciendo toda rivalidad, confrontación e intereses particulares.
Como Iglesia Católica nos comprometemos a fortalecer y ampliar aún más las acciones pastorales que contribuyen al respeto de la dignidad de toda persona, a fortalecer las familias, la educación para la paz, la justicia social y ayudar a sanar a las personas y comunidades afectadas por la violencia.
Invitamos a todos a ser sembradores de paz y esperanza, viviendo la justicia, el respeto, el diálogo, la colaboración y la reconciliación.
Oremos todos juntos a Jesús, Príncipe de la Paz y a Nuestra Madre Santísima que nos asistan y fortalezcan en este compromiso.