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CIUDAD DE MÉXICO, 10 de julio de 2019.- Aún con la presencia de la Guardia Nacional y su despliegue en la frontera sur de México, el ingreso de migrantes indocumentados y el acecho de los grupos delincuenciales no se detendrá, asevera el director del Albergue Hermanos en el Camino, Alejandro Solalinde.
Sin embargo, en entrevista con Quadratín, el sacerdote católico considera que el acoso a los centroamericanos de parte de personal del Instituto Nacional de Migración (INM) e incluso los casos en los que se presume participación de funcionarios de la organismo con bandas dedicadas al tráfico de personas, sí podrían parar con la presencia de la Guardia Nacional.
Estimaciones del activista indican que la Guardia Nacional tiene presencia en doce cruces en la zona limítrofe de México con Guatemala y Belice, pero existen al menos otros 86 puntos recurrentes de paso migratorio, los cuales no cuentan con restricciones, sin contar otras 200 rutas que eventualmente son utilizadas porque son prácticamente imposibles de controlar al ubicarse en zonas de selva, partes lacustres o flujos de ríos.
«En esos lugares es imposible controlar algo, cualquiera podría pasar y nadie le dice nada porque se trata de zonas vírgenes, pero creo que la delincuencia no va a parar, lo que sí creo que va a detenerse un poco es el tráfico de personas por parte del Instituto Nacional de Migración», recalca Solalinde.
A manera de ejemplo de las supuestas irregularidades, el sacerdote refiere el caso de la Delegación del INM en Veracruz, en donde el contralmirante en retiro Raúl Alberto Paredes asumió la dirección de la institución el 4 de julio pasado con la encomienda de acabar con la corrupción.
La designación de un marino en retiro, bajo la óptica del activista, más que un cambio administrativo es equiparable a la aceptación tacita de presuntas irregularidades toleradas desde la institución, las cuales supuestamente consistían en permitir el libre paso de camiones con migrantes operados por traficantes.
En menos de año y medio se dieron cuatro relevos en la titularidad de la Delegación del Instituto Nacional de Migración en Veracruz, en mayo de 2018 asumió Armando Hernández las riendas; fue relevado a finales de año por Francisco Hernández, quien fungió como encargado de la oficina; fue sustituido por Edgar González el 8 de enero de 2019 y recientemente –el 4 de julio– fue nombrado en contralmirante en retiro Raúl Alberto Paredes.
«Llegó a tal grado la corrupción que nunca pensamos que un miembro de la Marina llegaría a cargo de la delegación de INM, pero parece que se dieron cuenta de que no solo se trataba de una cuestión de seguridad, en el sentido de los migrantes, sino del peligro que representan la operación de bandas de narcotraficantes.
¿Cuál es la evaluación preliminar que tiene del despliegue de la Guardia Nacional en la frontera sur?
-Creo que están ordenándose varias cosas, siempre hemos hablado de la migración como algo muy complejo, que tal vez en lo que va del año Gobernación subestimó el tema y los rebasó, pero por eso ahora la migración centroamericana está en el debate mundial, no por nada es la moneda de cambio de Donald Trump y un punto de chantaje, pero México está luchando tanto el Gobierno como la ciudadanía por buscar un equilibrio de la seguridad en la frontera sur y poner un orden en donde nunca había existido.
¿Entonces considera que prevalece un balance positivo?
-Yo lo veo en proceso, no niego que también la Guardia Nacional tiene que aprender, no hay que olvidar que son militares y hablamos de una militarización de la frontera, pero formar corporaciones policíacas diferentes y honestas lleva tiempo.
Ante la presencia de la Guardia Nacional, Solalinde considera que el flujo de migrantes por México en busca de llegar a los Estados Unidos dejará de darse por medio de caravanas.
«Para mí que las caravanas ya pasaron a la historia, no se van a permitir porque fueron conducidas de forma irresponsable, exponiendo a la gente, pero también ocultando a muchos polleros y muchas otras cosas que no se podían ver, eso ya no va suceder», refiere el sacerdote al tiempo que considera que los migrantes podrían desplazarse en México ya no con el interés de llegar a Estados Unidos sino de establecerse en el país que antes consideraban como solo de tránsito.