Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
La risa de César Duarte
Tuvo que acumular 21 órdenes de aprehensión en su contra para que el PRI se decidiera a expulsar como militante al ex gobernador de Chihuahua, César Duarte Jáquez, quien se mantiene como prófugo de la justicia. De paseo por Europa, Asia y Estados Unidos, país en donde tiene propiedades, la verdad es que este político le tiene sin cuidado lo que haga el partido que lo llevó al poder y le cubrió su enriquecimiento descarado.
Enrique Peña Nieto, tuvo el cinismo o la ignorancia de mencionarlo como ejemplo del nuevo Partido Revolucionario Institucional, junto con otros gobernadores sujetos a proceso después, como Javier Duarte y Roberto Borge.
El tiempo se encargó de demostrarle a Peña que ni el PRI era nuevo, en cuanto cobijar casos de políticos corruptos ni César Duarte era ejemplo de nada.
El político se debe estar riendo de su expulsión del PRI, porque la maraña de poder sigue siendo tan gruesa y pesada que no ha habido poder humano que lo traiga de regreso a México, de Estados Unidos, en donde presuntamente se encuentra, para ser sometido a proceso.
Durante años se le vio a Duarte pasear por lugares exclusivos de diversas ciudades texanas. No valía de nada que ya tuviera en contra órdenes de aprehensión con solicitudes de extradición, porque nunca se actuó en su contra.
La gran interrogante es si el gobierno de Andrés Manuel López Obrador cumplimentará los procesos que se iniciaron en su contra en el sexenio pasado.
Duarte desvió cerca de 15 millones de pesos para financiar las campañas electorales de su partido en los comicios de 2015, quizá por eso nunca fue investigado desde el centro del país
El actual presidente de la República ha manifestado en más de una vez que a él no lo mueve la venganza ni la cacería de brujas en contra de quienes en el pasado hayan cometido delitos. Habría que recordarle que hacer cumplir la justicia no tiene nada que ver con la venganza, sino con el cumplimiento del estado de derecho.
Si bien los procesos que se siguen en su contra competen perseguirlos a las autoridades estatales, por tratarse de daños al patrimonio de un gobierno local, la utilización de recursos para fines electorales configura un delito federal.
De no ser objeto de un proceso por parte del Gobierno Federal, López Obrador compartiría la complicidad que en un tiempo prodigó Peña Nieto al entonces mandatario estatal.
Proseguir los procedimientos para que sea extraditado de donde quiera que se encuentre y juzgado en México, no es un acto de venganza, sino de cumplimiento de las leyes en contra de quien cometió ilícitos en contra de las finanzas públicas de un estado.
A Duarte le gusta mucho el estado de Texas, vecino de Chihuahua, porque en clima y terreno son muy parecidos para que él pudiera tener a buen resguardo una de sus pasiones en la vida: los caballos pura sangre.
Pero Duarte tenía de todo, también era propietario de reses de primera calidad y de ganado caprino y porcino. Era un ganadero que amaba a los animales tanto como al dinero que presuntamente saqueó al erario de Chihuahua.
Tan sólo en 24 propiedades que le decomisó el gobierno del actual mandatario de esta entidad, Javier Corral, se detectaron miles de cabezas de ganado.
De acuerdo con información de autoridades chihuahuenses, sólo en el rancho Santa Rita, que fue de su propiedad, se le decomisaron mil 800 reses.
César Duarte llegó al extremo hasta de robarse vacas que debieron ser entregadas como recurso de apoyo a los ganaderos de la entidad que sufrieron daños por una sequía prolongada, mediante un programa del gobierno chihuahuense pagado con recursos públicos.
Entre todos los animales decomisados destacan los caballos pura sangre, todos de muy alto valor, que serán subastados por las autoridades de Chihuahua para resarcir el daño súper millonario que provocó el saqueo de Duarte en las arcas de su estado.
No se sabe a ciencia cierta a cuánto asciende el robo de los recursos de Chihuahua por parte de Duarte. Las primeras investigaciones tasaron el desvío de fondos en una cifra que ronda los 6 mil millones de pesos.
Duarte no tuvo llenadora, acumuló vehículos lujosos, terrenos, yates, edificios, ranchos, residencias, especialmente en Estados Unidos. Testigos afirman que aún se le observa pasearse en las casas que tiene sobre todo en el Paso, Texas, a unos kilómetros, de Ciudad Juárez, Chihuahua, estado que gobernó.
Duarte obtuvo la residencia en Estados Unidos, aprovechando que una de sus hijas es ciudadana estadounidense, lo cual complica que sea extraditado, de acuerdo con algunos abogados.
Duarte se ríe que lo haya expulsado el PRI, como se ha burlado de las órdenes de aprehensión en su contra. Se pasea en El Paso, Texas, tan cerca de México, pero tan lejos de la justicia, mientras él ríe.