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CIUDAD DE MÉXICO, 3 de julio de 2017.- El Antiguo Hospital Civil de Guadalajara (HCG) Fray Antonio Alcalde es un inmueble de valor incalculable por su origen y características singulares, afirmó el especialista en patrimonio edificado de la Universidad de Guadalajara (UdeG), maestro David Zárate Weber, en el marco de los 230 años en que inició la construcción de este inmueble.
De acuerdo con un comunicado, en 1787, y tras haber pasado el año del hambre, durante el cual falleció 10 por ciento de la población de Guadalajara, la terrible experiencia exigía prepararse con la construcción de un hospital de mayor capacidad. Fray Antonio Alcalde y Barriga, Obispo de la Nueva Galicia, tomó la decisión de apoyar un proyecto existente y al doble de su tamaño.
Así, en su tiempo, el entonces Hospital Real de San Miguel de Belén se convirtió en el primero y más grande hospital construido en Europa y América de planta radial (o estrellada), que consiste en un centro común del que parten las diversas salas para enfermos, explicó Zárate Weber, profesor investigador del Centro Universitario de Arte Arquitectura y Diseño (CUAAD).
El proyecto se inspiró en esquemas creados en Europa pero que no se habían realizado. «Muestra un profundo conocimiento del funcionamiento de los hospitales y de la orden religiosa de los betlemitas», que en ese entonces estaba a cargo de dicho hospital.
Esta sede del nosocomio permitió pasar de 50 a mil camas, lo que significaba un incremento sorprendente para la época.
El inmueble está constituido por dos grandes bloques: uno perimetral, de forma rectangular y otro en el interior, donde se encuentra la planta radial, integrada por el repartidor de donde surgen las seis salas para los enfermos, explicó Zárate Weber.
Los 22 patios que se generan entre estos dos edificios servían en su mayoría para cultivar plantas medicinales y odoríficas.
La iluminación y ventilación natural se realizaba a través de ventanas y se completaba con un sistema vanguardista nombrado «por llamada», que hacía circular el aire viciado desde los extremos de las salas hacia las linternillas ubicadas en las bóvedas del repartidor. Su diseño «es perfecto, vanguardista, muy inteligente. No le faltaba nada».
El inmueble «tiene los méritos para que sea considerado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco».
En nuestros días, el edificio continúa prácticamente completo en su planta original aunque tiene múltiples agregados, hechos en los siglos XIX y XX. Se conservan los muros de adobe longitudinales, corredores con columnas y arcos de cantera amarilla de Huentitán, gárgolas y otros elementos.
Para el doctor Héctor Raúl Pérez Gómez, director general del OPD HCG, Fray Antonio Alcalde se adelantó a su tiempo al impulsar un hospital de tal magnitud. Sigue siendo un hospital vigente con gran productividad, humanismo y entrega cotidiana del personal. Espera que las gestiones puedan prosperar para que en el futuro pueda ser considerado patrimonio de la humanidad.
Médicos, enfermeras y trabajadores coinciden en la belleza y funcionalidad del edificio por la amplitud de sus pasillos, la visibilidad para cuidar a los enfermos, la buena ventilación y luz natural y los jardines. De acuerdo con el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), es uno de los 300 monumentos históricos de Guadalajara y uno de los más visibles de los que impulsó Fray Antonio Alcalde.
Hoy, este hospital, que brinda atención fundamentalmente a la población abierta y funge como hospital-escuela de la UdeG, brinda más de 11 mil servicios diarios, cuenta con 9 programas de atención a grupos vulnerables y de alta especialidad, y cuenta con 16 posgrados reconocidos en el Programa Nacional de Posgrados de Calidad (PNPC) del Conacyt.