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CIUDAD DE MÉXICO, 14 de febrero (Quadratín México).-Si el día llega a su fin, y no celebraste el San Valentín, puedes consolarte con el hecho de que al menos no enfrentas alguno de los riesgos del amor, como es caer en la irracionalidad.
Esto de acuerdo al especialista Alonso Fernández Guasti, adscrito al Departamento de Farmacobiología del Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav).
“Cuanto más intenso es el sentimiento amoroso, menos racionalidad se tiene y mientras más irracional, más ciego es”, apuntó, esto depende de la magnitud del estado de enamoramiento.
“Cuando se alcanzan altos niveles de pasión, la racionalidad disminuye y cuando esto ocurre, la persona no ve muchas cosas que los demás sí pueden ver”, puntualizó.
Una persona enamorada ve el mundo de otra manera, explicó, “no porque sea un asunto mágico, más bien esa situación se debe a que el amor altera nuestro sistema simpático, es decir, parte de nuestro sistema nervioso”.
Esa situación, precisó, provoca que a la persona se le vea de diferente manera, dado que al aumentar la irrigación sanguínea, también se alteran algunas funciones visibles, como el tamaño de las pupilas, lo cual nos reflejará un rostro contento o alegre.
Esa mayor irrigación sanguínea, agregó el investigador, hace en algunas ocasiones que la gente se ponga roja cuando se enamora, se le suba la presión cardiaca, sienta opresión en el pecho o, incluso, experimente hormigueo o mariposas en el estómago.
Aunque las manifestaciones suelen cambiar en cada persona, el investigador quien estudia varias funciones del sistema nervioso, precisó que por lo general los enamorados presentan algún cambio en su comportamiento y de función en el organismo.
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