La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Resulta difícil no aplaudir el discurso leído por Andrés Manuel López Obrador, luego que el Tribunal Electoral lo declaró Presidente electo.
Un discurso esperanzador para la democracia, que lo mismo elogia el nivel de la cultura democrática que exalta la fortaleza social para rechazar flagelos como la violencia y el crimen.
Sin embargo, el discurso impecable se desmorona al confrontarlo con la realidad. ¿Por qué? Porque no resiste la prueba de la congruencia. ¿Lo dudan?
1.- Todos los medios –prensa, radio, televisión y digitales–, coincidieron en que el mensaje central fue que el Ejecutivo “no será más el poder de los poderes ni buscará someter a los otros”. ¿De verdad, Presidente electo? ¿No son una grosera intromisión a la división de poderes y al pacto federal los delegados especiales a los gobiernos estatales?, ¿No trata de controlar a los gobernadores? La promesa no pasa la prueba de la congruencia.
2.- El Presidente electo homenajeó al pueblo de México por su cultura democrática. Sin embargo, la lección es a su gobierno, Presidente. ¿Por qué? Porque usted nunca ha reconocido una derrota, solo acepta la democracia cuando gana. Cuando pierde “es fraude” o manda al diablo las instituciones.
3.- Dijo el Presidente que los mexicanos están hartos de prepotencia, influyentismo, deshonestidad, ineficacia y quieren poner fin a la impunidad.
Diagnóstico puntual. Pero el discurso aprueba la congruencia. ¿Por qué? Porque entonces no estarían en el gabinete y cerca del Presidente, deshonestos ineficaces y prepotentes como Manuel Bartlett, René Bejarano, Olga Sánchez Cordero, Juan Ramón de la Fuente, Marcelo Ebrard, Esteban Moctezuma, Ricardo Monreal, Alfonso Romo, Alfonso Durazo…
4.- Dijo el Presidente electo que la gente votó por un verdadero Estado de derecho, legalidad y no simulación. Olvida el Presidente que su secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, promovió la impunidad de Florence Cassez y que –según no pocos integrantes de la Judicatura–, la ex ministra movió los hilos para exonerar a Elba Esther Gordillo. Reprueba la congruencia.
5.- Dijo el Presidente electo que los mexicanos votaron para que se ponga fin a las imposiciones y a los fraudes electorales. Puntual diagnóstico que no pasa la prueba de la congruencia. El Presidente electo, impuso en su gabinete a Manuel Bartlett, quien orquestó el fraude al PPS en Colima, orquestó el “fraude patriótico”, en Chihuahua, contra el PAN. Orquestó el intento de fraude en 1988 y el fraude en Huejotzingo, Puebla. No pasa la prueba de la congruencia.
6.- Dijo Obrador que su gobierno “no tendrá palomas mensajeras ni halcones amenazantes”. ¿Entonces quien, Presidente electo, es el halcón que vuela sobre los medios exigiendo la cabeza de periodistas críticos a su gobierno”?. Otra que no pasa la prueba de la congruencia.
Y dijo que el pueblo conquistó su derecho a ser gobierno. No, Presidente, los ciudadanos son los mandantes y usted el mandatario. Claro, a menos que se considere Luis XIV. “El pueblo soy yo”.
Al tiempo.