Alfa omega/Jorge Herrera Valenzuela
Ucrania. El injerencismo, México incluido
Una vez más la embajadora de Ucrania, Oksana Dramaretska, volvió a exhibir su ignorancia diplomática, al pedirle al Gobierno mexicano que detenga a Vladimir Putin si arriba a México por invitación de Claudia Sheinbaum. La mujer se está pasando de la raya en su intromisión y el Gobierno mexicano debería de pararle los pies. Pero en momentos en que el injerencismo toma su ruta en todo el mundo, la mujer se envalentona y nos ofende a muchos mexicanos que conocemos el origen de la guerra en Ucrania y la causa que empujó a Rusia a iniciarla. La injerencia actual en otros casos, ha rebasado también todo inicio diplomático, como si ya estuviéramos en una guerra mundial y los principios fueran otros.
INJERIR ES EL VERBO QUE MÁS SE APLICA EN ESTE MOMENTO; MÉXICO LO HACE
El propio Gobierno mexicano aplica la injerencia en el momento en el que junto con Colombia y Brasil le está exigiendo a los órganos electorales de Venezuela, que muestren sus resultados ¿Qué hubiera dicho el ejecutivo si otros gobiernos hubieran exigido la exhibición de resultados en manos del INE, en los pasados comicios mexicanos? La derrotada oposición no llegó a esos extremos porque la votación fue abrumadora a favor de Morena e incluso sus impugnaciones fueron desechadas por el TEPJF. Por ello resulta extraño que el ejecutivo mexicano insista en la exhibición de actas de votación, imponiendo un precedente de intervención. Con su actitud le está haciendo el juego al principal interesado en lapidar a Maduro que es Estados Unidos, ahora con la complicidad también abusiva y absurda de la Unión Europea.
LA INJERENCIA REBASA EL ESPIONAJE. PORQUE ES ABIERTA Y DESCARADA
El injerencismo gringo no se anda por las ramas y todo los días como dueño que se cree del conglomerado, se mete donde le da la gana. La OEA y de alguna manera la ONU, son sus aliadas. Y lo extraordinario en esos mentideros abiertos, metiches permanentes, es que protestan si alguien se mete en sus dominios. Lo que hicieron con Julian Assange durante años es un ejemplo. Con su actitud México, Colombia y Brasil le están haciendo ese juego a Estados Unidos e incluso en el caso nuestro en la respuesta innecesaria a la ignorante embajadora ucraniana, de que México no es quien debe detener a Putin. El gobernante ruso no tiene porqué ser detenido y es remoto además, que se aventure a venir a México. La respuesta a la ucraniana debió haber sido tajante. Algunos mexicanos lo exigimos.
METERSE EN LA VIDA AJENA ES MÁS FÁCIL QUE EL ESPIONAJE CON RITOS
En su libro El agente secreto (Factoría ediciones 2004) el escritor inglés W. Somerset Maugham, expresa en la voz de su agente Ashenden todo lo que significaba en aquella primera Guerra Mundial ser un espía y las muchas prevenciones que había de tomar para meterse en la vida de otros países. Como espía que fue para Inglaterra, su agente, también un escritor, reproduce parte de los casos que vivió Somerset, quien utilizó todos los recursos para salir incólume y llegar a los 91 años (1874-1965). A reserva de mostrar en otra crónica sus pasaje de espía junto con un general mexicano, vale recalcar que más modernos, los espías en su oscuridad trazan la información que los gobiernos después, en forma descarada y abierta, la trasmiten con la injerencia.