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CIUDAD DE MÉXICO, 13 de marzo de 2019.- «Yo soy la cruz y la cruz soy», expresa José Antonio Reyes Reyes, quien se prepara arduamente para interpretar el papel de Jesús en la 176 representación de la Pasión de Cristo en Iztapalapa.
Originario del Barrio de San Pedro y con 23 años de edad, Tony practica diariamente en el Cerro de la Estrella, con una cruz formada por dos troncos y a la cual le ha tomado un inmenso cariño, afirmando que ya se han fusionado en uno mismo.
«Yo soy la cruz y la cruz soy yo, somos uno mismo… le agarras un cariño inmenso hablas con ella y aunque al principio te duele, le pides que te apoye en el recorrido para que no sea tan pensado y de la nada piensas en otras cosas y llegas a tu destino», expresó Reyes Reyes, quien en cada oportunidad aprovecha para acariciar la cruz de entrenamiento.
José Antonio destaca que pese a que ha sufrido de diversos golpes, moretones e incluso ha llegado a las lágrimas, poco a poco aprende a disfrutarlo y vivir cada momento de esta oportunidad única en su vida.
Asimismo resaltó que el poder interpretar a Jesucristo le está cambiando la vida, sobre todo al aprenderse sus diálogos, los cuales, expresó, son palabras de amor y de mucho sentimiento.
Tony, quien se encuentra cursando la carrera de Ingeniería en Geofísica en la Escuela Superior de Ingeniería y Arquitectura, del Instituto Politécnico Nacional, además del acondicionamiento físico que realiza a diario, también cuenta con asistencia médica y de nutrición, sobre todo para la adaptación de su cuerpo al poco consumo de agua y al altas temperaturas del clima.
Sin miedo pese a ser su primera participación
Contrario a lo que se creería, esta será la primera ocasión en la que José Antonio interpretará a un personaje en la Pasión de Cristo e indicó que se postuló para este papel, ya que presentía que este era el momento idóneo.
«Yo desde hace dos años, he estado atrás de todo viendo cómo eran las elecciones, qué pedían y los requerimientos, pero nunca me animaba hasta este año que me postulé para Jesús, porque fue algo como si me dijera este es tu año», mencionó el iztapalapense.
Detalló que cuando realizó su postulación nadie de su familia supo de esto, hasta que recibió el papel, lo cual llenó de alegría su hogar, provocando el llanto de felicidad de su madre, además de las muestras de apoyo de sus conocidos e incluso de sus profesores de la universidad.
Pese a que cuenta con el apoyo de muchas personas y tiene una gran oportunidad en sus manos, Tony expresó que siempre está latente el miedo y el nerviosismo de interpretar este papel, por lo que trabaja día a día para superarlo, pero sobre todo para dejarlo atrás el día de la representación.
Por último, el joven recordó que no es el primer hombre de su familia en interpretar a Cristo, ya que tiempo atrás su bisabuelo también lo realizó, dejando una de las mejores anécdotas de las 175 representaciones, pues en ese tiempo no se contaba con tantos recurso económicos y por lo que el sacerdote le prestó la vestimenta del Señor de la Cuevita. «Mi bisabuelo interpretó a Cristo por 1930, de hecho en su casa hay una foto de dónde aparece en esa personificación y portando la vestimenta prestada del Señor de la Cuevita» finalizó.