No metí a Lozoya a la cárcel, pero exijo su disculpa: Lourdes Mendoza

CIUDAD DE MÉXICO, 19 de abril de 2022.- ¿Qué hizo Emilio Lozoya Austin para ganarse tantos beneficios y esté cerca de pasar del ícono de la corrupción al ícono de la impunidad? se pregunta la periodista Lourdes Mendoza.

Todo indica que el que está moviendo la mano por detrás de la cuna —más bien de la reja— es el papá de Emilio Lozoya Austin, el ex secretario de Energía durante el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, Emilio Lozoya Thalmann, dice la comunicadora en entrevista telefónica con Quadratín México.

Lo que anda haciendo, es invocar a la amistad y el cariño que el Presidente de la República le tenía a Manuel Camacho Solís, refiere sobre la historia de Los Toficos, aquel grupo de amigos que estudiaban economía en los años 60, liderados por Carlos Salinas de Gortari. Además, con la amistad del fiscal Alejandro Gertz Manero, quienes se conocen a lo largo de sus trayectorias en la administración pública.

A Lozoya Thalmann se le vio por primera vez en la última audiencia diferida para la negociación del acuerdo reparatorio entre Emilio Lozoya y Pemex por los juicios de Odebrecht y Agronitrogenados. Es decir, el papá funge como uno de los garantes para que su hijo pague el acuerdo reparatorio a la Empresa Productiva del Estado, y con ello que su hijo recupere su libertad y quedar libre de cargos de la FGR.

De esto, Lourdes Mendoza conoce a profundidad el tema y afirma estar dispuesta a llegar hasta donde sus demandas alcancen. Exige una disculpa pública para ella y su hija, para al menos resarcir el daño moral de la que fue víctima.

“No me merezco ser Lady Chanel y mi hija no se merece ser la hija de Lady Chanel, soy mucho más que eso”, asienta la periodista con convicción en defensa de su dignidad e integridad.

“En la denuncia penal, voy a seguir poniendo el dedo en el renglón para exigirle al Fiscal que me manden citar para poder ratificarla y que le den seguimiento, porque es muy fácil en este país y después no pasó nada; no, sí pasó, soy una madre de familia, soy un ser humano y una mujer que estoy defendiendo mi dignidad”, sentencia.

Fue gracias al periodismo que ejerció libremente como profesional de la información, cuando valientemente tomó una foto de Emilio Lozoya cenado tranquilamente en un restaurante de lujo, que el caso dio un vuelco al influir mediáticamente y obligar a la 4T a cambiar el discurso y actuar en consecuencia contra un delincuente confeso.

En entrevista refuta a quienes la acusan de meter a la cárcel a Emilio Lozoya: “se equivocan, yo no metí a la cárcel a Emilio Lozoya; yo fui y tomé una foto donde se evidenció el trato de ‘mirrey’ que en la 4T le seguían dando a este señor”.

Más bien, fue el clamor social, el enojo y la indignación lo que hizo que una foto en la cuenta de Twitter de la periodista cambiara el discurso del Gobierno de México y revisaran su estatus de libertad condicional.

Lourdes Mendoza condena el hecho de que Emilio Lozoya esté negociando su liberación con el gobierno por 10.7 millones de dólares. “Es un poco ridículo, es como faltarnos al respeto al Pueblo de México”, dice con enérgico reproche, pues es la cantidad con la que la empresa brasileña Odebrecht sobornó al acusado para que una vez que estuviera al frente de la dirección de Pemex les diera licitaciones.

Ahora Emilio Lozoya, desde 2020 no ha podido probar ninguna de sus declaraciones donde involucra a otros políticos y a la periodista. Por el contrario, Lourdes Mendoza ha presentado denuncias con pruebas para probar las difamaciones del ex director general de Pemex.

Incluso, la periodista considera que la reforma eléctrica que propuso el Ejecutivo federal bien pudo ser aprobada si se hubiera modificado. Y recordó las veces que el presidente Andrés Manuel López Obrador ambicionó con reconstruir y llevar a Pemex a la grandeza así le costara volverla a hacer piedra por piedra.

La cuestión es que Emilio Lozoya llevó también a la situación en la que se encuentra en la realidad, como a la peor producción petrolera en la historia del país.