PERFILES: Tabúes

25 de junio de 2012
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Lilia Arellano

 

En fin, con esas pocas ganas me decidí a comprar boletos para la sala VIP por aquello de que me diera sueño y si la película no era buena tal vez la siesta sí. Que grande fue la sorpresa de que no resulta una filmación que pueda catalogarse como buena, sino magnífica y no precisamente porque sea una producción excelente sino por el trabajo de investigación y recopilación realizado. Sin que sea una muestra que, como se dijo, estaba dirigida para denostar al PRI, pero que exhibe realidades que se viven en el interior de ese partido, trata de la secuencia de crímenes que se dijo fueron aclarados e incluso sus autores están todavía en la cárcel, pero en los cuales no se identificó o no se quiso o no se permitió presentar a los intelectuales.

 

La película nos llevó, nos trasladó los recuerdos al presente. Apareció en la memoria lo que se decía a diario, en las calles, en los restaurantes, a bordo de los taxis: “a Colosio lo pueden matar”, “a Colosio lo van a matar” y en el mejor de los casos se decía lo mismo a manera de interrogante: “¿será que puedan matar a Colosio?”. ¿De dónde salió la versión?”, eso no se supo jamás, pero fue millones de veces repetidas, a lo largo y ancho del territorio nacional y, sucedió. Muchos lo atribuyeron a esa sabiduría popular, a la misma que señalaba hacia Los Pinos, a la que lanzaba culpas sobre los mismos personajes.

 

El papel de José María Córdoba Montoya, de don chema le decía yo, se sabía que estaba ahí, presente. Se hablaba de la imposición por encima de todo y de todos, incluyendo al propio Carlos Salinas de Gortari, de un candidato a modo: Ernesto Zedillo Ponce de León y de aquel acuerdo que también se corría de voz en voz de que el PRI, después de ese mandato, entregaría la Presidencia al PAN, aunque más bien y por lo que actualmente se ve, se la prestaría con miras a recuperarla cuando hubiesen encontrado otro candidato elaborado.

 

Fue entonces que se modificó el Artículo 82, que se negoció la gubernatura de Guanajuato que posteriormente le otorgaron a Vicente Fox para que se convirtiera en su plataforma de lanzamiento. Sin la modificación de ese Artículo, el marido de la Martita no hubiese pasado de una gubernatura por su origen, por el antecedente de padres extranjeros. En fin, que volviendo al caso del fallecido Luis Donaldo se dijo desde el primer momento que el Mario Aburto presentado no era el mismo que se detuvo en Lomas Taurinas y al igual que sucede en el presente, las imágenes presentadas por los medios televisivos daban cuenta de ello con el acercamiento de sus cámaras a los rostros.

 

En la película una y otra vez pasan lo que todos vimos en aquellos días y marcan muy claramente las diferencias que también de manera reiterada se subrayaron. Justo en ese 23 de marzo de 1994, se presentaba ante políticos, agencias de publicidad, empresarios, periodistas, analistas, etcétera, en uno de los más grandes salones del Hotel Sheraton de Paseo de la Reforma, en la capital de la República, el vespertino “La Tarde” y una revista del mismo editor, de Simón Yamín. Iniciaba como directora general el evento cuando hasta el pódium me llegó una tarjeta que decía: “mataron a Colossio, lo acaban de acribillar en Lomas Taurinas, en Tijuana y lo están llevando a un hospital. El balazo en la cabeza hace prever que morirá”.

 

Apenas pude respirar hondo y ante la mirada de sorpresa de los cientos de asistentes dí la noticia. De inmediato la sala se vació. Curiosamente nadie preguntó nada, sólo empezaron a escucharse las llamadas a través de celulares que por entonces eran auténticos tabiques. Los jefes de prensa de todas las secretarías y dependencias ahí reunidos salieron en estampida. Ya sólo por seguir el protocolo permanecimos en el lugar un tiempo más para dedicarnos de lleno a empezar a recabar información desde la nueva redacción del diario que nacía dando semejante noticia el mero día de su debut.

 

En ese mismo filme se remata la cadena de complicidades con la muerte de José Francisco Ruiz Massieu y de ello también llegó no solo a mi mente sino a la de Jorge González Durán esos momentos. Fue don Jorge quien me llamó para avisarme lo que había sucedido apenas hacía unos momentos. Me encontraba en el salón de belleza Ana que se ubica justo frente al Hospital Español, en Alejandro Dumas y Ejército Nacional. Me dijo “lo llevan al hospital que está por tu casa, al Español”. Sin pensarlo dos veces me trasladé al lugar al que apenas estaban llegando con el cuerpo. Seguí a un par de acompañantes que tomaron el elevador, que no se fueron a la sala de urgencias y escuché parte de una plática en la que se gritó y se pegó en la pared: “¡carajo, carajo, se les está pasando la mano!!!! ¡Esto va a tronar, hermano!”.

 

La recomendación para ver esta película no está basada sino en el conocimiento de aquellos tiempos, en lo que se vivió y habrá que decir que hay mucho en ella que no se señala de manera directa pero que muchos entendemos. Los tres Aburtos, el complot, los crímenes cometidos en torno al asesinato o mejor dicho a su investigación, las reacciones de los hombres poderosos de aquellos tiempos que incluyen a don Raúl Salinas de Gortari y obviamente a don Chema y lo que vemos que ha sucedido con todos ellos: libres, felices, escondidos tras los tronos, ya sea del PAN o del partido que quisieron y no pudieron cambiar de nombre y sobre todo, multimillonarios.

 

Carlos Bolado, director de la película cuyo guión escribió Hugo Rodríguez, le dio una amplia entrevista a una revista, a Gente, en la que este cineasta y psicólogo de la UNAM hace referencia a los asesinatos de Huitzilac, al homicidio del General Francisco R. Serrano y 13 personas más en 1927 cuya autoría se atribuye, junto con la de Álvaro Obregón al fundador del PRI, a Plutarco Elías Calles. También habla del crimen de Rubén Jaramillo, militar y político campesino que combatió junto a Emiliano Zapata desde los “14 años y terminó sus días en una masacre que, además de la suya, puso fin a las vidas de su esposa en etapa de gestación y la de sus tres hijos; esto ocurrió en Xochicalco, Morelos el 23 de mayo de 1962”. No evita hablar de la masacre de Tlatelolco, o del Jueves de Corpus de 1971, para continuar con la muerte de 300 militantes de la izquierda en el periodo 1988-1994. Está la muerte del Cardenal Posadas Ocampo, la de Ruiz Massieu y obviamente la de Luis Donaldo Colosio Murrieta, concluyendo así con los hechos que resulta inolvidables en la vida de un partido con más de 70 años con el poder absoluto.

 

Aunque habrá que referir que en el PAN también tienen lo suyo y tan solo con 12 años de mandato. Está el “accidente” donde perdió la vida “Maquío”; ni qué decir de otro “accidente” que llevó a la tumba a Ramón Martín Huerta, en esos momentos titular de Seguridad Pública Federal; o los dos secretarios de Gobernación: Francisco Blake y Juan Camilo Mouriño. Es referente pues la cinta “Colosio, el asesinato”, en la cual la parte de ficción deja de serlo cuando mueren los protagonistas: un investigador y su pareja, una periodista. Y es que finalmente, ambos, también investigaban y llegaron al fondo de este crimen. ([email protected])

 

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