Plataforma Laboral
En tanto Felipe Calderón se mantiene empeñado en su festival de discursos sobre los logros y las maravillas alcanzadas en su gobierno, la realidad aparece sombría y amenaza con alcanzar el grado de emergencia.
Es así que mientras Felipe Calderón habla de las “cifras históricas” logradas en materia de empleo de enero a octubre pasado, los indicadores económicos alertan sobre el crecimiento de la inflación, y en lo que el presidente de la República festina el singular avance en materia de obra pública, el Banco de México nos avisa que el crecimiento para este año no será el prometido y que ello simple y llanamente, significa que al no crecer a los niveles requeridos por la demanda interna, tendremos que bajar de igual manera, todo lo que es, o debería de ser, la consolidación interna.
Y la realidad es terca y difícilmente podrá ser batida a base de discursos. Los problemas y retos están ahí, a la vista. Y son por demás amenazantes.
El crecimiento del país ha sido a lo largo del sexenio, de un promedio de 1.8% que se traduce, dígase lo que se diga, en carencias y caída en el empleo. Y cuando el Banco de México aparece primero para advertirnos del problema que significa el aumento de la inflación y después para anunciarnos que las promesas de crecimiento tampoco se este año, las cosas no resultan tan alentadoras como Los Pinos quiere que se crea.
Según las autoridades del Banco de México, la “inflación es ya un tema de preocupación”. Y el crecimiento en el mejor de los casos, rondará algo arriba del 3%. Súmele el hecho de que las cifras indican que a lo largo del sexenio apenas uno de cada tres egresados de las universidades logró alcanzar un empleo y tendrá una visión algo más clara de la realidad que enfrenta el país.
Pero si algo le falta, agregue el comentario de Ernesto Zedillo en el sentido de que los problemas financieros en el mundo pueden convertirse en verdaderas tormentas financieras, y tendrá todos los avisos que sean necesarios para entender que las cosas, discursos aparte, están más complicadas de lo que muchos suponen.
Dentro del mismo marco de referencia, no debe olvidare que hace apenas unos días el Bank of America anunció que sus predicciones para nuestro país, dejan ver una desaceleración. Lo que significa que si lo que logramos es bien poco, con la desaceleración anunciada tendremos aún menos.
Ese es el país que heredará Felipe calderón, Y la realidad en nada se ajusta al tono de los discursos oficiales. La distancia entre los “éxitos” logrados por el actual gobierno y la realidad es enorme. Y las señalas de que los problemas aún pueden aumentar de grado saltan por todos lados.
Tal vez, en vez de festejar lo que se cree haber alcanzado, sería mucho más trascendente crear el ambiente adecuado no sólo para una entrega del poder tranquila y tersa, sino para que la ciudadanía sepa qué tipo de problemas deberá enfrentar en el corto plazo, a qué se deben y cuáles podrían ser las mejores medidas para hacerles frente.
Lanzar elogios y autoelogios al gobierno que acaba, no es la mejor ruta para resolver las dificultades y menos para convencer a la gente. Los votos demuestran que la historia del gobierno de Felipe Calderón está definida y sólo falta algo de tiempo para escribirla finalmente.
QMX/nda