El presupuesto es un laberinto
Calificadoras: si me repruebas eres enemigo
Si cerráis la puerta a todos los errores, también la verdad se quedará fuera.
Rabindranath Tagore (1861-1941) Filósofo y escritor indio.
Leí un breve comentario en un periódico gobiernista que rezaba: “El colmo de los colmos es que Pemex pague para que le peguen sin piedad las calificadoras. ¿Quién las califica a ellas?”
Supina ignorancia o mala fe para manipulación.
La mayoría de la población desconoce el motivo por el cual las empresas que solicitan créditos o cotizan en los mercados bursátiles, necesitan de cuando menos 2 calificadoras de deuda de talla internacional.
El motivo es muy simple. Al cotizar en Bolsa, se convierten automáticamente en empresas públicas. Esto quiere decir que su información debe estar al alcance de todo público.
Claro, los dueños del dinero, no sólo acuden a los dictámenes de las calificadoras, sino que estas, a su vez, pasan por filtros de sus propios auditores, quienes hacen pronósticos del futuro de sus inversiones.
Claro que empresas como Pemex, CFE y las privadas que cotizan en Bolsa o tienen créditos internacionales, son revisados por esas calificadoras. Estas calificaciones se basan en análisis que van desde sus aspectos administrativos, contables, proyecciones a futuro, entorno jurídico e infinidad de factores, que dan certidumbre al inversionista.
El llamado grado de inversión, revisa el riesgo de las inversiones y punto. Si el riesgo es importante, entonces enciende las luces de alerta en el inversionista y bajo su “peligro” de recuperar su inversión es manejable le apuesta, pero cobra mas altas las tasas de interés.
Al terminar el contrato con Fitch Reatings, Pemex da justificaciones infantiles. El fondo es que su relajo administrativo llega a niveles en los cuales es insostenible una calificación y día a día crecerán las tasas de interés.
Lo mismo para la CFE y para los organismos financieros mexicanos e incluso la llamada “deuda soberana del país”. El comentario del periódico gobiernista, piensa como lo más selecto de la tiranía priista, como la de José López Portillo: “les pago (a los medios) para que me peguen”. El problema que el pago no significa silencio ante las sandeces que hacen con empresas tan nobles como las que tiene en propiedad el Gobierno.
Si no contrata calificadoras Pemex, de prestigio internacional, simplemente rompe con los contratos de deuda y podrían exigir el pago del inmediato.
No se puede manejar la eficiencia por decreto, capricho o berrinche. Al final, Fitch Reatings regresa a calificar internacionalmente a Pemex.
Lo que nos queda claro es que en Hacienda, donde manda Arturo Herrera, y en otros entes de gobierno, saben que las cosas están “de la patada” en la administración pública y es seguro que irán peor. Por ello, preferible crear un “pleito ratero”, para justificar lo que vendrá en el mediano plazo.
Vendrán tiempos complicados.
Poderosos caballeros
Odebrecht-Idesa-Pemex
El director de la petrolera mexicana, Octavio Romero, anunció un acuerdo con Odebrecht para reducir a la mitad el suministro de gas etano para la planta Braskem-Idesa, en Nanchital, Veracruz; Etileno XXI. Habló Octavio de un “ahorro” de 13,749 millones de pesos. La brasileña Braskem, filial de la escandalosamente corrupta Odebrecht, es la mayor productora de resinas termoplásticas de América y una de las más grandes del mundo. Su producción se concentra en las resinas termoplásticas de polietileno, polipropileno y Policloruro de Vinilo, además de insumos químicos básicos. Invirtieron en la planta 5,200 millones de dólares desde 2016, con el amparo del gobierno de Enrique Peña Nieto y su director de Pemex, Emilio Lozoya. Idesa, de Fernando Gutiérrez Saldívar, es inversionista minoritario; grupo que es beneficiario (dentro de la ley) de la petroquímica, desde el sexenio de Ernesto Zedillo. Como Romero a penas sabe temas de ingeniería agrónoma, no supo explicar que el ahorro de casi 14 mil millones de pesos, es echar abajo un contrato leonino que pone en desventaja a la petrolera mexicana, que le daba ventajas multimillonarias a la alianza Braskem-Idesa. En algo tiene razón Andrés Manuel López Obrador: el saqueo de Pemex fue insultante a la inteligencia de cualquier ser humano. Pero, eso se sabía. Por ello, las medidas para su rescate tienen que ser inteligentes y no tirar dinero bueno al malo. Este ahorro se lo debemos a Emilio Lozoya, quien ya les dijo dónde está el dinero y cómo ahorrarlo.
Responsabilidad social corporativa
Vales despensa
El Congreso de la Unión tendrá la última palabra sobre la previsión social para trabajadores en materia de vales de despensa o monederos electrónicos. Y es que de otorgarse la deducibilidad al 100% en vales, por ejemplo, por cada 100 millones de pesos de “pérdida recaudatoria neta”, se generarían 125 millones de pesos de ingresos directos a los trabajadores formales, según los expertos.
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