Fortaleza digital con el aguinaldo
Este es el momento preciso en que ingenieros, arquitectos y ambientalistas comiencen a trabajar en un programa integral para tomar medidas preventivas y hacer frente, en desigual lucha, contra la naturaleza.
Investigadores relacionados con el Cambio Climático advierten que debe actuarse ¡ya!, porque se avecinan temporadas de huracanes como Katrina que devastó Nueva Orleans y hace apenas dos semanas Otis destruyó el puerto de Acapulco y arrasó materialmente en siete de cuarenta y siete municipios.
Ante las desgracias registradas en diversas partes del mundo, producto de tsunamis, huracanes, ciclones, así como sismos y temblores, la humanidad requiere de planes y acciones preventivas al ser impactados puertos, poblaciones costeras e inclusive zonas urbanas habitacionales.
Con la información que intercambia los meteorólogos, que siguen las rutas de las tormentas, se procede a tomar las medidas precautorias informar a sus colegas.
Los investigadores en la materia, principalmente de Estados Unidos de América y del Reino Unido, trabajan permanente, pero nadie se aventura a informar o pronosticar un suceso de grande o mínima magnitud. Lo mismo acontece con los sismólogos.
La noche del miércoles 25 de octubre la naturaleza sorprendió a todo Acapulco y municipios colindantes, porque Otis era una tormenta tropical y en pocas horas, en la madrugada, era huracán categoría 5, un fenómeno de muy alto grado de peligrosidad.
No hubo tiempo de salvar vidas, inmuebles, ganado, siembras, cosechas y los servicios indispensables para los cientos de miles de habitantes. Quedaron sin energía eléctrica, agua potable, alimentos, comunicación telefónica o por Internet, se acabaron los combustibles.
Actuar de inmediato, en el menor tiempo posible, esa es una obligación de los tres niveles de gobierno. Están creadas las direcciones de Protección Civil.
Crítica, severamente crítica, la situación de los guerrerenses.
El Presidente de México no ha hecho acto presencia en el lugar del desastre. Ordenó marginar a los cientos de familias de 45 municipios o sea sin respaldo alguno. Falso que su política “PRIMERO LOS POBRES”, se aplique.
El investigador y profesor de medio ambiente, Jeff Zimmerman, desde 2017 está dedicado a estudiar la influencia del CAMBIO CLIMÁTICO en las temporadas de huracanes. El calentamiento de las aguas requiere mayor y efectiva intervención humana.
Interesante la entrevista periodística de la colega Peniley Ramírez, en la que el puertorriqueño apuntó “que la falta de planeación de los desarrollos urbanos y la falta de políticas públicas adaptadas a temporadas de tormentas en océanos más cálidos tienen efectos devastadores no solo sociales, sino también económicos”.
La reportera cubana mexicana en su columna sabatina del diario Reforma, comentó que Zimmerman le dijo que las consecuencias para la agricultura están en que “las tierras tardarán al menos dos años sin labor. En el primero será de recuperación y en el segundo, podría tener algunos cultivos, pues se parte de cero”.
Zimmerman y otros investigadores del medio ambiente, desde finales del siglo pasado, terminaron un estudio en el que “encontraron los efectos del cambio climático, como que el calentamiento de los vientos y de los océanos provocan no sólo huracanes sino, que éstos (los huracanes) se intensificarán más rápidamente”.
En recientes estudios se confirman esas tesis e inclusive la NASA acaba de publicar un estudio del puertorriqueño, con imágenes de las observaciones satelitales, a finales de septiembre y en el pasado octubre, donde se detecta la presencia de Otis como tormenta tropical.
Poco o casi nada podrá hacerse en el resto del sexenio para elaborar programas preventivos, pues la naturaleza no avisa dónde, cuándo y a qué horas va causar desastres.
Comento que es tiempo que científicos, técnicos, investigadores de las instituciones públicas y privadas, deben de interesarse en el problema. Trabajar coordinadamente, intercambiando resultados teóricos y prácticos.
Desde el siglo pasado, reitero, hay estudios y considero deben ser conocidos en México. Contamos con gente preparada y especializada. No importa que oficialmente los científicos e investigadores, no afines al populismo gubernamental, estén marginados.
Las autoridades gubernamentales tienen la oportunidad de prevenir los ataques de la furiosa naturaleza. México tiene 12 mil kilómetros de costas, según el INEGI. Desde Sinaloa hasta Oaxaca en las riberas encontramos asentamientos humanos, así en las playas abundan las zonas hoteleras. El mismo caso en el lado del Golfo donde limitan Yucatán, Campeche, Quintana Roo, Tabasco, Veracruz y Tamaulipas.
Tanto en años el Océano Pacífico como en el Atlántico los riesgos son, de hecho, permanentes. La Península de Yucarán ya tiene un historial de muchas décadas. “Janet”, uno de los más devastadores huracanes golpeó a Quintana Roo, en los años 50 del siglo pasado y los ochenta el blanco fue del huracán Gilberto, en 1988, en Cancún y en Campeche.
Habrá de estudiarse bien el problema para que las comunicaciones, especialmente a nivel gobiernos, puedan contar con aparatos sofisticados que operen aun en situaciones de gran tragedia. En las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina urge implementen ese tipo de alarmas.
La tecnología moderna creo, no soy técnico, seguramente que podrá marcar soluciones.
Comparto con Ustedes las observaciones que hizo el colega Jorge Ramos que desde 1992 cubre la información de los desastres provocados por los huracanes y ello le permite revelar detalles que muchas veces dejamos pasar o bien no procuramos fijarnos en ellos.
Desde luego el colega, radicado desde hace 30 años en el vecino país del norte, aporta un valioso punto de vista, porque reporteó las consecuencias de varios huracanes. Entre otros el Katrina, en
Nueva Orleans; María, en Puerto Rico; Andrew, en Miami. Hace once años, en octubre de 2012, el huracán Sandy dejo cuantiosos daños materiales en Nueva York y en Haití, por más de 40 mil millones de dólares.
Jorge Ramos estima que cada desastre de la naturaleza es una lección y puede resumirse en lo siguiente: No se puede culpar al gobierno por lo sucedido, pero si responsabilizarlo "por no responder de manera rápida, honesta, eficiente y organizada”.
Los damnificados de 47 municipios guerrerenses están abandonados; no recibe ninguna ayuda.
No admitir que el gobierno minimice la tragedia ni haga comparaciones innecesarias. En México el presidente dice reiteradamente “no nos fue tan mal, pocos muertos”.
“Es un error y una pérdida de tiempo –afirma Ramos—pelearse con los medios de comunicación”. El inquilino de Palacio Nacional, en su programa de televisión no tardó en lanzarse contra los informadores y en el diario La Jornada se publicó que “el presidente emprendería acciones contra la desinformación”.
La cuarta lección, se relaciona con la falsa información oficial de que aaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa2se está proporcionando comida, agua potable, electricidad, se reconstruyen casas y que hay orden”. Otis arrasó con todo, pero hay miles de familias sin apoyo “porque están manipuladas por la señora Xóchitl Gálvez”, dijo el macuspano en su mañanera de este martes.
Más adelante el colega escribió “acepta la ayuda, venga de donde venga y si la gente quiere ayudar, no la obstaculices. “No hagas política con la tragedia, ni compliques los rescates”. El lunes un contingente de afectados pretendió llegar al Zócalo, el presidente ordenó que no los dejaran llegar y se tendieron más barreras metálicas.
En el caso de Acapulco y, en general, del Estado de Guerrero, este huracán propicia “que el gobierno federal demuestre que lucha contra la violencia, contra la delincuencia organizada y hace frente a los carteles de narcotraficantes”.
A lo anterior y como punto número 10, Jorge Ramos publicó: “Las elecciones del 2024 pudieran depender en parte, de la respuesta que dé el partido en el poder a la tragedia de Acapulco”.
Dirigido a Pedro para que lo entienda Pablo: “Nunca olvides que lo importante es salvar a Acapulco y a sus habitantes”.
Es triste, preocupante, imposible de aceptar. Que en los gobiernos federal, estatales y municipales, ni en tragedias causadas por la naturaleza puedan desterrar el populismo, la burocracia, así como las medidas impopulares del presidente, quien visita Acapulco, viaja en avión, desciende en la Zona Naval de donde no sale, termina su junta para emprender el regreso, sin recorrer un solo metro de la zona siniestrada ni dialogar con el pueblo. No hay videos, fotografías ni grabaciones que acrediten su presencia en la Costera Miguel Alemán o en Acapulco Diamante.