La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Tenemos un recién estrenado líder de partido que no hizo carrera política; una ex líder sindical que representa el tercer intento del sol azteca para no colapsar. Otro dirigente que busca la oportunidad para saltar del spot a las grandes ligas (ya se vio), y un clásico perfilado para ir a la presidencial en tercera vuelta, o las veces que sea necesario.
Para la politóloga Melita Peláez (Mela para sus detractores), la partidocracia mexicana se dio una manita de gato para seguir estableciendo las reglas del gobierno y de la competencia en las urnas.
De los nueve partidos con registro, únicamente cuatro son los verdaderamente competitivos. Los otros, los chiquipartidos, sobreviven al límite, es decir, enfocándose a seguir en el paraíso de las prerrogativas. En los gobiernos divididos, diría un clásico sonorense, los votos de las minorías son los que definen. Y por eso a veces son los más caros.
Cambios inesperados
Para no desviarnos del punto, en las últimas semanas se consagraron los cambios en los liderazgos del PRI y PRD, lo que nos da una idea de cómo vendrá la competencia electoral en el corto plazo.
En el caso del PRI, Enrique Ochoa Reza, fue designado para ocupar el lugar que dejó el último político en una dirigencia tricolor. Y sus primeras acciones fueron las de la autoflagelación para limpiar a su partido de los pecados de la impunidad.
Ochoa Reza tendrá que hacer milagros pues recibe un partido con una caída sustantiva pues pasó de gobernar del 56 al 44.2 por ciento de la población, el nivel más bajo en su historia.
Ochoa está al frente de un partido que se juega en 2017 su pase a la presidencial con más o menos presión, según le vaya en la feria. Su problema es que representa a un partido urgido de recobrar la confianza de su militancia y de los electores, frente a un gobierno que parece que le pone más difícil el terreno y los botones de muestra son los aumentos a la luz y los gasolinazos.
También tiene que lidiar con los empresarios que andan de muy mal humor por las pérdidas que les ocasiona el conflicto magisterial y falta saber que tan profunda es la división interna cuando expulsen a los hoy gobernadores de Chihuahua, Quintana Roo, Nuevo León y Veracruz.
Quien mide el terreno es Manlio Fabio Beltrones que tendrá un papel relevante más allá de los grupos que hoy pastorean al PRI.
En el PRD se repite la historia de los liderazgos efímeros. Las tribus perredistas, sobre todo las de mayor fuerza, siguen optando por el pragmatismo.
Alejandra Barrales llegó para evitar que el PRD se desmorone frente a su pesadilla, la competencia que implica Morena y Andrés Manuel López Obrador, que podrían barrerlos en la CDMX y en el país en 2018.
Y como en otras épocas le dieron vida a un Consejo Consultivo para tripular al sol azteca sin problemas, en la que incorporaron a Miguel Ángel Mancera Espinosa. Aunque niegan que sea un traje a la medida de Mancera, podría serlo.
Al PRD no tendrá a su cargo ninguna de las mesas directivas en el Congreso en el próximo periodo de sesiones, al PAN le toca en Diputados y al PRI en Senadores.
Las elecciones mexiquenses son la primera prueba y sin Alejandro Encinas y sin una alianza con el PAN, el PRD mostrará el tamaño que tiene.
Por el PAN, la posición de Ricardo Anaya es la de aprovechar la racha que le dio la inesperada respuesta electoral contra el PRI y las gubernaturas que nunca imaginaron. Esperan seguir con la misma suerte y podrían repetir la receta de candidatos repetidores para el estado de México y Coahuila, a ver si ahora sí ganan.
El problema del PAN es permanente, parece un pan de caja, sigue dividido en rebanadas. Eso explica que la competencia por la candidatura al 2018 la disputen la familia Calderón, con Margarita Zavala como carta fuerte; los grupos de los gobernadores Rafael Moreno Valle y Miguel Márquez Márquez. Pero además, el propio Ricardo Anaya sueña con que en un descuido les gana a todos. Soñar no cuesta nada.
De Morena y Andrés Manuel López Obrador está muy cantado. El tabasqueño tiene un proyecto muy específico para competir por la presidencial. Y sus expectativas no son menores. Es hoy el prospecto referente para cualquier ejercicio de probabilidades. Y en un descuido les mete un susto a sus adversarios.
Lavaderus est
1.- El efecto Godínez en Los Pinos.
“Nos vamos de vacaciones y si algo se arregla, me avisan.”
2.- La politóloga Melita Peláez coincide con @GustavoRentería en que el PRI reacomoda sus piezas para no equivocarse en la elección del Estado de México. A la vista están los tolucos Alfredo del Mazo Maza, Ana Lilia Herrera y Ernesto Nemer. Si entra José Manzur sería reelección ¿no?
3.- ¿Y los campesinos apá?
Este lunes integrantes de la CIOAC, UNTA, CONDUC y Movimiento Social de la Tierra, agrupados en el Frente Auténtico del Campo (FAC) marcharán en la Ciudad de México rumbo al Zócalo para demandar un cambio de rumbo en la política agraria del país y la reorientación del presupuesto hacia el campo.
Esta movilización coincide con el aniversario del nacimiento de Emiliano Zapata ocasión en la que reclamarán que falta la reforma al campo prometida. Parece que a la actual administración se olvidó de los campesinos.
4.- ¿Será que el Congreso se decidirá por la cirugía mayor y algo de liposucción a la Reforma Educativa?