La nueva naturaleza del episcopado mexicano
Entre ángeles y demonios, así viene 2018
Cuando pensábamos que entraríamos a una zona de la vida pública menos agitada –después de dos meses de estrambóticas campañas-, los expertos en puntos de vista recomiendan que no cantemos victoria pues saben que no habrá pausa en el tobogán interminable de la realidad política electoral.
Ni que decir que esperábamos que los comicios del 4 de junio terminarían en la barandilla judicial, sobre todos los del Estado de México y Coahuila, pero vemos que ahí no para la cosa.
Parece mal de ojo pero no, la política mexicana es así y por eso, prepárese, en la primera semana de septiembre, arrancarán por ley los procesos electorales federal y estatales de 2018.
Y si en 2012 creíamos estar frente a la madre de todas las elecciones, por la cantidad de puestos de elección popular en juego, en 2018 aumentará ese número significativamente. Ya veremos hasta dónde.
Haga sus cuentas. En 2018 se elegirán Presidente de la República, el Congreso federal (128 senadores y 500 diputados); 8 estados cambiarán de gobernador (Chiapas, Guanajuato, Morelos, Puebla, Tabasco, Veracruz, Jalisco y Yucatán) y se elegirá por primera vez al jefe de Gobierno de la Ciudad de México; se votará por más de mil diputados locales, entre estos los de la CDMX y 2 mil 226 alcaldías en el interior del país además de las 16 chilangas.
Se espera que el número de candidatos crezca a la “n” potencia si se considera la figura de los candidatos sin partido en las diferentes contiendas. Eso para empezar.
Con la cuchara grande
Otro asunto importante es el de los dineros y el costo de la democracia, temas a los que los partidos no quieren entrarle. México se distingue por tener un sistema electoral de los más caros del mundo y, claro, ni por equivocación se ven intenciones de reducir los onerosos presupuestos.
Esta vez también se van a despachar con la cuchara grande. Vea usted, en 2012 el Instituto Federal Electoral (IFE) gastó 15 mil 953.9 millones de pesos en la organización de los comicios, de los cuales 5 mil 292.5 millones se fueron para los partidos con registro. Para 2015 el nuevo Instituto Nacional Electoral (INE) ejerció -incluidas las prerrogativas de los partidos- 18 mil 572.4 millones de pesos. ¿Imagínese cuánto nos va a costar en 2018? Ya pronto se sabrá.
Vale comentar que la recién aprobada ley en Jalisco que establece que #SinVotoNoHayDinero, impulsada por el diputado independiente Pedro Kumamoto y que perfila una reducción del 60 por ciento en el financiamiento público a los partidos sobre todo en años no electorales, quedará en buenas intenciones a nivel nacional porque en el Congreso de la Unión nadie secundó esta iniciativa.
Además de que el Instituto Nacional Electoral (INE) no tiene entre sus atribuciones convertirla en norma general; podrá aplicarse a nivel local, pero tan sólo para efectos domésticos, nada más.
En realidad las propuestas de quienes han planteado disminuir los gastos de los partidos y de las campañas, han quedado en eso y para los partidos no son otra cosa que puro choro, como dicen los millennials y los Godines.
Entre ángeles y demonios
Para 2018 se espera una contienda épica pues atrajo a ángeles y demonios.
Para sus seguidores es casi un iluminado, pues hay quien podría asegurar que le pueden ver el aura, pero otros lo consideran el demonio de Macuspana, aunque no deja de ser un animal político que va en su tercera vuelta.
El tabasqueño sabe que no todo es lo que parece porque aunque su candidata perdió en el Estado de México tiene claro que Morena avanzó y eso lo puso de muy buen humor, tanto que celebró con un #VamosRequeteBien. Pero esto no es garantía de nada.
Hace poco el politólogo Aquiles Baeza recordaba una interesante frase del periodista Miguel Ángel Granados Chapa cuando compitió contra Manuel Ángel Núñez Soto; “esta será una contienda entre ángeles”, soltó.
¿Y qué cree? Las coincidencias pueden reeditarse y es el caso de al menos tres potenciales competidores que en el nombre pueden llevar la penitencia: Miguel Ángel Osorio Chong, Miguel Ángel Mancera y quien quita hasta Miguel Ángel Yunes.
La competencia presidencial lleva muchos meses de camino. Sabemos quienes son los que quieren y los que pueden convertirse en candidatos de manera formal pero por las limitaciones de la ley, quienes son figuras públicas, cuidan las formas para que no los acusen de estar en precampaña.
Pronto comenzaran las definiciones. Pero mientras…
Ricardo Anaya, líder PAN, insiste en que no se encarta pero tampoco se descarta. Y eso le quita el sueño a los calderonistas, donde también hay demonios.
Enrique Ochoa Reza de plano reconoció que no va y que se dedicará a llevar la XXII Asamblea Nacional y el proceso interno tricolor. Si es que antes no le piden que se baje.
Los tricolores que integran el grupo de las ardillas, porque no salen de Los Pinos, esperan la señal. Pero los tiempos han cambiado y parece que se acabó la era cuando los candidatos lo eran por voluntad propia del presidente en turno.
Margarita Zavala y Rafael Moreno Valle no sueltan al queretano. Y como diría don Teofilito, ni lo soltarán.
Miguel Ángel Yunes es el héroe de Anaya y sería la horma a la medida del zapato de López Obrador. Lo hace enojar.
En el PRD, Juan Zepeda ya dio color como dirigente partidista. Como mancuerna de Miguel Ángel Mancera.
Y los otros independientes se siguen moviendo, el más activo es Emilio Álvarez Icaza. Ah y Armando Ríos Piter, conocido como el Jaguar, por quien declinó Jorge Castañeda, se mantiene en reflexión.
El calendario legal
De acuerdo a la legislación electoral vigente, en la primera semana de septiembre el Instituto Nacional Electoral (INE) dará el banderazo de arranque para los comicios federales y estatales de 2018.
La selección interna de los precandidatos a la contienda presidencial, tendrán que realizarla los partidos entre septiembre y octubre.
Las precampañas inician en la tercera semana de noviembre de este año y tendrán una duración de 60 días.
La selección y nominación de los candidatos presidenciales ocurrirá en el curso de los primeros 45 días de 2018.
Con el arranque del año nuevo, entre el 15 de enero y hasta el 22 de febrero, los partidos deberán registrar a sus candidatos presidenciales.
Las campañas presidenciales tendrán una duración de 90 días y transcurrirán durante los meses de marzo, abril y mayo.
Las campañas presidenciales cerrarán tres días antes de la fecha de la elección que se realizará el primer domingo del mes de junio.