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CIUDAD DE MEXICO, 1 de diciembre de 2016.- A Enrique Peñalosa los segundos pisos no le gustan. El alcalde de Bogotá, Colombia, quien está en su segundo periodo de mandato y se ha convertido en un referente sobre desarrollo urbano y movilidad, fue claro al preguntársele si los segundos pisos le parecían una aberración.
“No entro a juzgar lo que hacen segundos pisos o no. Hay que tener una ciudad con grandes vías. A mí en lo personal no me gustan las vías de segundo piso, me gustan las líneas de Metro elevado porque son mucho más angostas, no hacen tanta sombra y es más agradable para los usuarios de Metro ir en la superficie, viendo la luz natural y no ir enterrados bajo tierra”, dijo a medios de comunicación luego de su participación en un panel de la cumbre C40 de alcaldes de todo el mundo, donde él es uno de los más reconocidos.
“El Metro elevado sí es una solución, los metros y el BRT [Bus Rapid Transit, sistema que tiene su ejemplo en el Metrobús], en cambio la autopista de segundo piso, en mi opinión, nunca en ninguna vía, por grande que sea, resuelve los embotellamientos. Hay que tener vías grandes, pero en principio no me entusiasman los segundos pisos, porque lo que generan son los embotellamientos.
“No es el número de carros, eso es un ingrediente, pero no el principal; lo que generan los embotellamientos es el número de viajes y lo largo de los viajes. Por ejemplo, 10 carros que recorren un kilómetro cada uno generan el mismo tráfico que un carro que recorre 10 kilómetros. Entonces, si hago una vía más grande, un segundo piso, ¿qué pasa?, mucha gente empieza a hacer más viajes o viajes más largos, compra una casa más lejos, hace una oficina más lejos. Inicialmente el segundo piso resuelve el embotellamiento, pero cinco años después o 10 años después, tal vez el problema es peor, porque eso ha estimulado a que la gente se vaya más lejos”, dijo en su estilo de hablar claro y fuerte.
Peñalosa también es un defensor del sistema BRT –que él impulsó como Sistema Transmilenio– e incluso señaló que si las constituciones dicen que todos los ciudadanos son iguales, entonces un autobús repleto de pasajeros no tiene por qué estar en medio del tráfico, pues quienes viajan en él tienen derecho al espacio que usarían en caso de viajar en carros particulares, o al uso de un carril confinado.
Incluso, dijo que prefiere el BRT al Metro, un sistema que las personas de clase media y alta que viajan en autos ni siquiera lo conocen, piden se amplíe, porque así no ven a las personas con menos recursos y sin auto, debajo del suelo, enterrados.
“Ellos piensan que hay que hacer más líneas de Metro, preferentemente subterráneas para meter a las personas de menores ingresos allá abajo para que no les estorben, para no tener siquiera que verlos y eso es lo mismo que pasa en Bogotá y en las ciudades del mundo con desarrollo, entonces no sacamos nada, ese no es el verdadero cambio.
«Entonces podemos tener un sistema como el Metrobús, me parece más profundamente democrático el transporte público en la superficie, que los ciudadanos tengan viajen con luz natural, no me gusta mucho la idea de enterrar al público bajo tierra, especialmente si son de menores ingresos para dejar en la superficie a los de mayores ingresos con auto no me parece muy democrático. No digo que tenga la razón, es el tipo de cosas que hay que discutir y cuestionar, estamos tan acostumbrados a ciertas cosas que nos parecen normales”, concluyó.