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BARCELONA, España, 25 de octubre de 2017.- El presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, no irá al Senado ni a la sesión de este jueves ni a la del viernes. Fuentes del Departamento de la Presidencia lo han confirmado a los medios, tras difundirse la noticia desde el Parlamento.
El motivo de la no asistencia es que el gobierno catalán está convencido de que el gobierno español ya tiene decidido aplicar el artículo 155 de la Constitución y no quiere que se humille a la institución de la Generalitat.
Por lo tanto, la opción de la declaración de independencia toma cada vez más fuerza. Este miércoles, Puigdemont se reunión en el palacio de la Generalitat con los integrantes de su gobierno, del grupo de Juntos por el Sí, del partido Demócrata Catalán; Asociaciones a favor de la independencia, así como el ex presidente de la Generalitat, Artur Mas, quien abrió la puerta al movimiento independentista en el 2013.
Antes de iniciar este encuentro, el grupo parlamentario de Juntos por el Sí, adelanto que Cataluña no debe ir por el camino de nuevas elecciones, sino que se debe levantar la suspensión de la declaración de independencia en el pleno que comenzará la tarde de este jueves.
Si se levanta la suspensión, claro, falta saber si se votará o no en el pleno del Parlamento y si está decisión de proclamar la República conlleva a la baja del ejecutivo.
Por su parte, en un mensaje en su cuenta de Instegram, Carles Puigdemont, presidente de la Generalitat ha afirmado que de ir al Senado este viernes, sería “perder el tiempo” porque dice “ya han decidido arrasar con el autogobierno”
La reacción del gobierno español no tardó en llegar, su portavoz, Iñigo Méndez de Vigo, aseguró que el anuncio demuestra que Puigdemont “no quiere dialogar”.
Más temprano, la CUP (Candidatura de Unidad Popular) hizo un llamado a la “desobediencia civil masiva” en Cataluña ante la decisión del Gobierno de Rajoy de aplicar el artículo 155 de la constitución que contempla la desaparición de poderes, convocar a elecciones en seis meses, así como tomar el control de los medios de comunicación, la economía y la policía.
De seguir este camino, Cataluña apunta hacia una crisis larga que pondrá a prueba la democracia en España.