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CIUDAD DE MÉXICO, 12 de febrero de 2020. — La investigadora mexicana María Esperanza Martínez Romero fue una de las cinco premiadas en esta XXII edición de esos galardones, que distinguen a cinco científicas excepcionales de diferentes regiones del mundo con cien mil euros (unos 109 mil dólares) cada una.
De acuerdo a un comunicado, la doctora María Esperanza Martínez Romero estudió la licenciatura, maestría y doctorado en Investigación Biomédica en la UNAM.
Realizó un posdoctorado en Francia en el INRA (Instituto Nacional de Investigación Agronómica) de Toulouse y estancias sabáticas en la Universidad de California. Es investigadora titular del Centro de Ciencias Genómicas de la UNAM en Cuernavaca con el nivel 3 del SNI. Funge como coordinadora de la Licenciatura en Ciencias Genómicas de la UNAM, que se imparte en Cuernavaca.
Junto a ella, representante de América Latina, fue galardonada en África y los Estados árabes Abla Mehio Sibai, profesora de Epidemiología en la Facultad de Ciencias de la Salud de la Universidad Americana de Beirut, por su «labor pionera para mejorar el envejecimiento saludable en los países de ingresos bajos».
Por Norteamérica fue elegida Kristi Anseth, profesora asociada de Cirugía en la Universidad estadounidense de Colorado, por contribuir «a la convergencia de la ingeniería y la biología para desarrollar biomateriales innovadores aptos para promover la regeneración de los tejidos y la eficacia de los medicamentos».
En Europa, la directora general del Laboratorio Europeo de Biología Molecular, Edith Heard, ganó por sus «descubrimientos fundamentales de los mecanismos que rigen los procesos epigenéticos que permiten a los mamíferos regular la expresión correcta de los genes, esencial para la vida».
Y en Asia y el Pacífico se impuso la investigadora en inmunología de las mucosas Firdausi Qadri por su labor para la comprensión y la prevención de enfermedades infecciosas que afectan a los niños de países en vías de desarrollo.
La entrega de los premios se celebrará el 12 de marzo en la sede de la Unesco en París.
La Unesco y L’Oréal reconocieron además a las 15 jóvenes investigadoras más prometedoras de entre las que reciben su apoyo a través de los programas nacionales y regionales La mujer en la ciencia.
La investigadora comentó en entrevista con UNAM Global, en febrero de 2019, que “lo que le enseñamos a los alumnos es que puedan sumergirse, entender, descifrar, extraer conocimiento de todos estos datos genómicos que están revolucionando la medicina, la biología, la agricultura, los conceptos de evolución que tenemos”.
Martínez Romero señaló que los análisis completos de los genomas han permitido identificar cuáles son los genes que determinan ciertas enfermedades, o en el caso de los animales (como los perros) identificar cuáles son esos genes que determinan ciertas características: patas cortas, caras planas, etcétera.
De esta manera, los genes que causan las enfermedades se pueden contra-seleccionar, es decir, que los individuos que portan esos genes no se reproduzcan. Otra alternativa es tratar la edición del genoma: la persona sabe de qué gen es mutante y que es probable que sus hijos padezcan cierta enfermedad, por lo que puede intentar que le reparen su genoma para “quitarle” el problema.
Esta segunda opción desemboca en una situación controversial pues, de acuerdo con la académica, el riesgo de alterar otros sitios del genoma y tener efectos secundarios no deseados es grande. Sin embargo, refirió que serían benéficos para aquellas personas con enfermedades letales o enfermedades donde no existe una cura con medicamentos.
Sostuvo que los países desarrollados serán los primeros en tener acceso a esta tecnología de manera casi rutinaria antes de tomar la decisión de tener hijos.
El poder de la genética ha sido tal que “lo que nos imaginamos que nos darían y dirían los genomas se ha quedado corto”. Los estudios genómicos también han arrojado descubrimientos de mutaciones de novo, es decir, aquellas que surgieron en el proceso de generar un nuevo ser vivo.
Finalmente, la investigadora aseguró que los retos de esta ciencia son enormes. “Estamos prácticamente en la prehistoria de la genómica, desconocemos la función de los genes de muchos organismos”.