Escenario Político/ Daniel Adame Osorio

Los problemas de la democracia incluyen también a la democracia participativa que, podría arrojar algunos visos de solución, pero tampoco es cierto del todo.

El caso de  Reino Unido es muy ilustrativo: se pregunta al pueblo si desea abandonar la Eurozona, y contra todos los pronósticos y la lógica de relaciones comerciales, así como las posiciones en el ajedrez de la geopolítica, decide abandonarlo, yendo en su contra, acaso por la falta de información suficiente, tal vez por un nacionalismo mal enfocado en la interdependencia de las economías y los intercambios comerciales.

No hay muchas salidas en puerta. Lo que sí queda claro es que, si este es el camino que vamos a continuar –el de las democracias representativas- tendremos que construir mejores candados, instituciones y leyes que nos permitan el cumplimiento de los compromisos contraídos por los partidos y candidatos.

Lamentablemente, todo cambio legal e institucional está en manos de los verdugos de la representación política y de la democracia.

Acaso ahí está parte del origen de todos nuestros males. Parte de esos males es el guión que, el presidente realiza con la sucesión presencial y sus aspirantes a sucederlo que, representan la anomalía que es AMLO para la democracia en México.

Saca a sus actores de los cargos públicos para no hacer aún más palmaria la evidencia de los actos anticipados de campaña con el argumento de que no llamarán al voto de los ciudadanos, sin importar que sigan con sus campañas por el país lo mismo presentando libros que haciendo activismo en medios. Los únicos que serán sujetos de la norma electoral son los gobernadores, veremos.

Por lo que hace a las oposiciones, hay lo mismo aspirantes que en realidad buscan cargos públicos alternos.

También es verdad que una auténtica elección primaria arrojaría un candidato de la sociedad civil sólido, lo mismo que la alternativa planteada por el desmembramiento del lopezobradorismo cuando termine de cuajar el ejercicio presidencial a que están sometidos los aspirantes oficialistas después de septiembre 6, al designar al elegido (del presidente), lo que daría en la política real la otra opción opositora para ganar las elecciones presidenciales.

Todo ese espectáculo lopezobradorista se desarrolla mientras el país continúa su expansión indescriptible de violencia y de uno de sus más notables productos, los homicidios en espacios públicos.

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