Alfaomega/Jorge Herrera Valenzuela
Procrastinar, nuevo término
Carlos Ravelo Galindo, afirma:
Ella, doña Rosa Chávez Cárdenas, tiene la habilidad de ser certera en su prosa. Y continuamente nos deslumbra con su fonología. Hemos hablado, vaya escrito, sobre el significado de las palabras y coincidimos en muchos conceptos y términos. Por ejemplo la que utilizamos.
Esta palabra es sinónimo de aplazar, dejar para después, posponer deberes y responsabilidades por otras actividades que resultan más gratificantes o que son irrelevantes. Procrastinar es una forma de evadir, de no enfrentar ciertas responsabilidades. Hombres y mujeres refuerzan sus conductas y se vuelven adictos a la tensión de posponer. Claro ejemplo el de nuestros gobiernos pasados.
Ojalá el que llega en diciembre no se contagie y lo propale. Las personas procrastinan de diferentes formas, algunas llegan al extremo de hacerse dependientes de otras actividades alternas como, navegar en Internet. Se atrapan en videojuegos. Incluso en compulsiones como gastar en exceso, limpiar la casa o comer y beber compulsivamente. La procrastinación se encuentra dentro de los trastornos del comportamiento, son conductas reforzadas a través de los años, modelos culturales, aprendidos en su familia.
Muchos estamos conscientes de no cumplir en tiempo y forma, y este comportamiento causa culpa, ansiedad y hasta angustia. Sin embargo no pueden por más esfuerzo pasar al cambio de segundo orden, en donde se logra vencer la conducta y cumplir en el momento indicado. En nuestro país diferimos por naturaleza, en todas las áreas de la cadena productiva dejamos para después, por más que aseguren que el carro estará listo a cierta hora. Al recogerlo, somos expertos en pretextos. Los constructores saben de lo que hablamos. No pueden cumplir la fecha de entrega de una obra por el personal de la construcción. Hacen san lunes, (se alcoholizan el domingo y el lunes tienen resaca).
Procastinamos por diversos motivos: aprendizaje cultural, familiar, miedo al fracaso, impaciencia, perfeccionismo, adicciones, estrés y por saturarse de responsabilidades. Todos nos encontramos de una u otra manera atrapados en un círculo viciosos, el estudiante deja la tarea para última hora, los maestros conocen los pretextos de los alumnos para no entregar los proyectos. Incluso los artistas que necesitan la adrenalina para llevar a cabo un trabajo, laboran bajo presión. Al que amenazan con dejarlo sin empleo, el que no paga sus deudas hasta que lo amenazan de embargo, el que espera hasta el último día para pagar sus impuestos y se queja de las filas.
En el gobierno sucede lo mismo con los programas sociales, los promueven con bombo y platillo, hasta que de plano los abandonan. Estamos tan acostumbrados a que ningún proyecto del gobierno permanece tras inaugurar un parque, unidad deportiva, hospital, un centro cultural. Las dudas no se hacen esperar: “a ver cuánto dura”. Además, no hay continuidad en cada cambio de gobierno. Dejan de lado lo que hizo el anterior, se desechan. Incluso en los procesos terapéuticos, son tan pocas las personas que continúan sus tratamientos. Acuden cuando están en crisis aguda: el hijo se quedó con secuelas de una sobredosis. El que se suicidó, ya tenía tiempo que pedía ayuda. El que no se atendió de la diabetes hasta que se le presentó un coma que afectó sus riñones. Es importante tomar consciencia de nuestras conductas, revisar hasta qué punto damos prioridad a nuestras actividades y no desplazar la responsabilidad y culpar a otros. Necesitamos ser más responsables y productivos, revisar lo importante de lo urgente. O como dice un dicho “no dejes para mañana lo que pues hacer hoy”. Es importante optimizar el tiempo sin tantas las juntas en pérdida de tiempo. Hay que poner las reglas. Nos acordamos de una muy útil: La regla de las 3D: Deseo, disciplina y decisión para llevarlo adelante.
Y la de las 3 hojas:
1.-escribir en una lo que podamos hacer hoy,
2.- en la otra, lo que se puede dejar para la siguiente semana y finalmente,
3.- lo que no podemos o hacer pero que nos preocupa.
Coincidimos con la doctora Rosa Chávez Cárdenas. La responsabilidad, la voluntad y la disciplina personal son nuestra mejor carta de recomendación.