Libros de ayer y hoy
Teresa Gil
laislaquebrillaba@yahoo·com·mx
En momentos en que el término cruz tiene tantos significados, para muchos la muerte misma, no está de más recordar la cruz multiplicada en cruces, en un momento de gran triunfo en el nuestro país. El 30 de octubre se conmemora la gran batalla triunfadora de Miguel Hidalgo en el Monte de las Cruces allá por 1810, en el que es ahora el Estado de México, muy cerquita de Toluca, cuando acompañado de Ignacio Allende y de Juan Aldama, les dieron su primer revés a los españoles. Apenas hacía un mes quince días de que aquella gloriosa campana tocaba para nuestra Independencia. Ese triunfo está plenamente exhibido en el Edomex, de lo que su capital Toluca se enorgullece, por las esculturas posteriores que eternizaron ese momento. Uno de ellos cuando una vez ganada la batalla, Hidalgo como el cura que era, se puso dar una misa para celebrar el hecho. Lo que más enorgullece a los mexicanos cuando leemos esa parte de la historia, es el contingente que usó el gran cura para llegar a esa victoria, ¡Nada menos que 80 mil insurgentes!
LA CRUZ, SIENDO TAN SIMPLE, PERMANECE A DIARIO EN EL MUNDO
Integrada solo por dos líneas que se atraviesan o cortan de manera perpendicular, como la describe el diccionario, ese adminículo está presente a diario en buena parte del mundo. Algunas veces por motivos religiosos que recuerdan al Jesús del Cristianismo el que murió en una cruz, pero también por la definición que creó ese suplicio en lo que también el diccionario califica como aflicción, pesadumbre, calvario, viacrucis, carga, pena, sufrimiento, suplicio, tormento et al. Término que ha dado definiciones de lo más diverso, porque lo cruzado se extiende a miles de cosas, incluso al cruce de nosotros por nuestras vidas. Y ahora en estos días, cuando anteceden festividades con motivo del día de muertos, en el que la cruz es una señal, un distintivo de partida, O por la toma también de decisiones fundamentales como cuando llegamos a un cruce de caminos o de premoniciones ventajosas como cuando cruzamos los dedos. O el caso de aquellos pobres que dicen que cargan la cruz de su parroquia. Allá ellos.
CRUCES SOBRE EL TEOCALLI, LOS ESPAÑOLES IMPUSIERON LA CRUZ
Libros que mencionan la cruz abundan. Cruces sobre el Teocalli ( Novela histórica, Premio Club España 1954) se convirtió en un clásico porque su autor Miguel Sanz López -Negrete, de origen español escribió un libro que tiene mucho de historia, por la cantidad de datos que menciona y sobre todo por la buena escritura que maneja que le dio en su momento allá por 1954 un premio a nivel internacional. La critica al respecto y por eso lo traigo a colación, ya que lo he mencionado en otras ocasiones, es que maneja la perspectiva de la cruz española en su historia. La perspectiva que era aceptada, pero que en esta etapa mas moderna se ha cambiado tras largo análisis del paso de los españoles por nuestras tierras, Don Miguel, a quien conocí en mi infancia en Sonora, incluso me becó en la secundaria, establece la idea religiosa del español. El que vino realmente a dar a conocer a su Cristo el hombre que había sido crucificado, según sostiene. Cosa que fue diferente, vinieron a invadir. Durante el desarrollo de la novela, hay un triunfo sobre los indígenas, a los que critica de destructores, extractores de corazones, frente a los que colocaban una cruz en sus iglesias, los teocallis, en cada triunfo del cristiano. Incluso menciona la vinculación entre una bella indígena y un español de ojos azules como la fusión de dos razas selladas felizmente, lo que todos sabemos que no fue así y que el indigenismo tenía sus propios dioses, fincados en la utopías como todos los dioses, incluso los de los españoles, basados por lo general en una cruz. Pero utilizaron su propia religión para denostar a nuestros dioses a los que pusieron los mismos defectos que ellos tenían. Solo basta con revisar a sus propios dioses cristianos que todo lo fincaban en una cruz, para comprobarlo.